No hay una manera exacta ni una vía más exitosa que otra para saber cómo empezar a sentirte mejor en una depresión, así como cuál es la contribución exacta del deporte en este proceso. Lo que si tenemos claro es que sea cual sea el caso, es esencial la voluntad del paciente para mejorar y sentirse mejor.
Activarnos en un proceso depresivo nos encamina a la mejora, dificulta que esta perdure y se alargue en el tiempo y nos ayuda a abordar los síntomas de forma precoz. Ahora bien, ¿Cómo comenzamos a activarnos? Por supuesto, la ayuda de un terapeuta ofrece el apoyo, el sostén y la guía necesarias para reorganizarte, gestionar las emociones, empezar a cuidarte, priorizar aquellas cuestiones que mayor atención requieran para cada caso específico así como el cese de otras que puedan esperar.
Si bien todo este proceso conlleva cierta complejidad y gran variabilidad de un caso a otro, de unas necesidades a otras, existen una serie de pautas que conforman un punto de partida más genérico y cuyo seguimiento reporta beneficios de forma genérica.
¡Actívate moviéndote!
Someter a nuestros músculos a un determinado esfuerzo lleva a nuestro sistema nervioso a liberar endorfinas. Las endorfinas tienen propiedades analgésicas y placenteras, esto es, cuando se liberan, aumenta el umbral de dolor que tu cuerpo llega a tolerar de modo general y hace que te sientas mucho mejor emocionalmente. A demás, cuando la finalidad es alcanzar un estado óptimo de salud no es preciso ponerse metas muy elevadas, basta con integrar en tu rutina cierto espacio para el movimiento y el gasto energético. Según el Departamento de salud y servicios humanos de EEUU(1996), tiene mayor impacto en los estados de salud la cantidad de actividad física que se desempeña que la intensidad de la misma.
¡Actívate en equipo!
El deporte es una excelente opción para hacer frente a un estado de ánimo depresivo, no sólo por su incidencia en la producción de hormonas y neurotransmisores, sino también por las enormes opciones que abarca, muchas de ellas en solitario, pero otras muchas en compañía y al aire libre.
¡Actívate comiendo mejor!
Si bien no hay evidencias de que una dieta determinada pueda curar la depresión, es bien sabido que una dieta inadecuada puede suponer un factor de riesgo para desarrollarla y perpetuarla.
La ausencia de rutinas alimenticias, el consumo de “comida basura”, carnes rojas y procesados así como el bajo consumo de ácidos graso Omega-3 pueden ser factores que influyan en la predisposición a padecer una depresión. Dedica un tiempo a elaborar una lista de la compra diversa, variada, basada en productos frescos y de temporada para poder contraatacar este tipo de trastornos y llevar un estilo de vida saludable.
¡Actívate y cánsate!
Son muchos los estudios que demuestran la estrecha relación existente entra el deporte y la mejora de los síntomas propios de la depresión, entre los que también se encuentran la apatía, la falta de apetito y los trastornos de sueño (el más habitual, el insomnio).
¡Simplemente, actívate!
Somos enormemente conscientes de lo difícil que resulta sacar energía para empezar a practicar ejercicio y elaborar comidas saludables y completas cuando se siente una profunda apatía. Simplemente, no lo pienses, ¡Actúa! Y ¡Rápido!. Muchas veces se hace más pesado elaborar la multiplicidad de pasos que hay que dar hasta lograr tu objetivo en la cabeza, en las expectativas, que el hecho de, simplemente, hacerlo.
No olvides nunca que, una vez tenemos a nuestro alcance los medios para afrontar este trastorno, el proceso de mejora y de curación se vuelve a cada recurso que ganemos, mucho más sencillo!.
Da el primer paso ¡pide ayuda, actívate!.
Nuria Losada Álvarez