El comienzo de un nuevo año es una gran oportunidad para cambiar los malos hábitos y establecer nuevas rutinas, el momento perfecto para pasar de página. Por eso, enero es el mes en que muchas personas se animan a fijarse propósitos para el año que entra. Desgraciadamente, los propósitos son mucho más fáciles de hacer que de cumplir, y para cuando llega la primavera, la mayoría hemos abandonado nuestra determinación y hemos regresado a nuestros viejos patrones.

Sin embargo, aunque muchos sientan que no han alcanzado los objetivos que se propusieron, no todo son malas noticias. Según varios estudios, las personas que se marcan propósitos de Año Nuevo tienen 10 veces más probabilidades de cambiar su comportamiento que las personas que no se establecen estas metas anuales. Esto se debe a que los propósitos presentan una gran oportunidad para superar conflictos a base de fuerza de voluntad, determinación e ingenio.

Pero… ¿Qué puedes hacer para lograr mantener tus propósitos de año nuevo? Aquí te dejamos algunos consejos:

Limita tus propósitos

Es posible que tengas una larga lista de cosas que quieres conseguir este año. Sin embargo, aquí también aplica el conocido refrán “quien mucho abarca poco aprieta”. Elige un único propósito y centra tus energías en él, en lugar de tratar de abarcar demasiados objetivos diferentes.

Conseguir alcanzar un propósito, por pequeño que sea, puede aumentar la confianza en ti mismo/a y motivarte para seguir. Si tu objetivo es grande, divídelos en otros más manejables y trabájalos uno a uno. Asumir demasiadas tareas al mismo tiempo resulta abrumador, y establecer nuevos patrones de comportamiento requiere tiempo y esfuerzo sostenido.

Elige un objetivo específico

Muchos de los propósitos que al empezar cada año se marcan millones de personas son “perder peso”, “ser más productivo/a”, “ponerme en forma”. Estas resoluciones, no obstante son demasiado ambiguas. En su lugar, escoge objetivos más concretos, como “perder 3 kilos”, “hacer listas de tareas cada día” o “correr media maratón”. Asegúrate también de que tus metas sean más realistas que drásticas; escoger un propósito específico y alcanzable te permite planificar exactamente cómo vas a mantenerlo (y lograrlo) durante el año.

Dedica tiempo a la planificación

No esperes hasta el último momento para elegir tu propósito, ni lo hagas sin pensar. Planea los pasos que vas a dar para lograr ese cambio en tu comportamiento, qué estrategia utilizar si surge algún imprevisto, y ten claro por qué quieres hacerlo.

Si empiezas a trabajar en un objetivo sin ningún plan establecido, es probable que te des por vencido rápidamente al enfrentarte a algún obstáculo. Por ejemplo, si tu objetivo es ir al gimnasio tres veces por semana, ¿Qué harás si necesitas tomarte un tiempo por una lesión? Puedes empezar por escribir una lista de las cosas que puedes hacer para lograr tu propósito y señalar los obstáculos que podrían interponerse en tu camino. Si sabes exactamente qué quieres lograr, cómo quieres hacerlo y las dificultades que te puedes encontrar, estarás mejor preparado para mantenerte en tus resoluciones y superar cualquier desvío.

Comienza con pequeños pasos

Tratar de asumir demasiados cambios demasiado rápido es uno de los motivos por los que más se abandonan los propósitos de Año Nuevo. Empezar una dieta muy restrictiva de repente, exagerar en el gimnasio o cambiar radicalmente tu comportamiento habitual son maneras infalibles de fracasar en tus planes.

Concéntrate en dar pequeños pasos que te lleven a alcanzar tu propósito. Si has decidido correr media maratón pero no estás acostumbrado a este deporte, empieza por salir a trotar un par de veces a la semana, y poco a poco ve aumentando la velocidad y la duración de las carreras, y saliendo más días a la semana. Si quieres comer más saludable, elimina primero algunos de tus alimentos favoritos menos saludables y sustitúyelos por otros más nutritivos. Después, ve abordando otros cambios en tu dieta, como incorporar más verduras, reducir los fritos, las porciones, etc. Aunque parezca un comienzo lento, estos pequeños cambios, pero incrementales, aumentarán la probabilidad de éxito a largo plazo.

Evita cometer los errores del pasado

No repitas el mismo propósito año tras año. Si ya lo has intentado y fallado, tu confianza en ti mismo/a será más baja y te costará más no dejarlo.

Si es importante para ti, y eliges un propósito que ya has intentado cumplir, dedica un tiempo a evaluar tus resultados anteriores. ¿Qué estrategias te dieron más resultados? ¿Cuáles menos? ¿Qué es lo que impidió que alcanzaras ese objetivo en el pasado? Trata de modificar ligeramente esa meta para que sea más factible.

Ten presente que el cambio es un proceso

Esos hábitos no deseados que te has propuesto cambiar tardaron años en desarrollarse, ¿Cómo pretendes modificarlos en cuestión de días, o incluso meses? Ten paciencia, y entiende que puede llevarte más tiempo del que te gustaría alcanzar tus objetivos.

Busca apoyo

Tener una red de apoyo sólida te ayudará a mantenerte motivado y sentirte responsable, e incluso puede hacer del cambio algo divertido. Explícales a tus amigos cercanos y familiares cuál es tu propósito, y pídeles ayuda para alcanzarlo. Mejor aún sería si pudieras conseguir apoyo de un grupo que comparta tus mismos objetivos, o similares.

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