Cuando una persona se siente deprimida es muy común que no sea capaz de identificar qué le está ocurriendo. De este modo, es muy difícil cambiar el estado de ánimo deprimido y buscar una forma de mejorar ante la incapacidad de detectar el origen u orígenes del malestar. Cuánto más expresar a terceros cómo pueden ayudarles a sentirse mejor. La apatía, la desgana, la falta de energía y los pensamientos negativos nublan los pensamientos e inmovilizan a la persona con depresión.
Empecemos por los cimientos… ¿Qué es la depresión?
La depresión es un trastorno del estado de ánimo caracterizado por un recurrente sentimiento de tristeza y pérdida de interés. La depresión afecta a los sentimientos, los pensamientos y la conducta. La depresión no es una debilidad ni constituye un momento de debilidad propiamente dicho, la depresión requiere tratamiento a largo plazo.
Si bien puede producirse un episodio depresivo una vez en la vida, por lo general, las personas sufren varios episodios. Durante éstos, los síntomas depresivos (sentimientos de tristeza, irritabilidad, frustración, pérdida de interés, alteraciones del sueño, cansancio, falta de apetito, lentitud de razonamiento, dolores, etc.) se producen durante gran parte del día, casi todos los días.
Una persona con depresión no elige sentirse como se siente ni comportarse como se comporta, no es vagancia falta de voluntad.
Para ayudar a una persona con depresión lo primero es intentar entender por lo que está pasando. Contar con información de calidad acerca de la depresión te ayudará a enfrentarte a dificultades y dotará de herramientas. No es ni necesario ni conveniente que seas tú quien realice su diagnóstico, pero lo que sí puedes hacer por él o ella es llevar a cabo este ejercicio de observación y tacto.
No existen atajos ni recetas milagrosas para ayudar a alguien que se encuentra deprimido, te contamos ciertas pautas que, si bien no van a ser decisivas, pueden ofrecer un apoyo de gran utilidad a alguien que se encuentre en estas circunstancias.
Sé claro con la persona que se encuentra deprimida. Habla con claridad, sé transparente, dile a quien quieres apoyar que tu intención es ayudarle a sobrellevar esta situación, que vas a hacer todo lo que esté en tu mano y que estás dispuesto a que te ayude a hacerlo en la medida en que él o ella lo desee.
No digas cosas como “anímate” o “tienes que hacer un esfuerzo”. La depresión es un problema de salud mental grave, no constituye un estado de desánimo ni abandono. Querer encontrarse mejor no basta para lograrlo, es preciso recibir ayuda. No hay que victimizar a la persona que sufre depresión pero tampoco transmitir mensajes simplistas y vacíos pues no conectan con el estado de ánimo y conducen a la frustración y al aislamiento al sentirse incomprendidos a la par que culpables por seguir estando tristes, agravando notablemente su estado.
Simplemente, escucha. Saber que alguien te escucha, se interesa por ti y no te juzga es, en ocasiones, la mejor ayuda posible. Respeta su espacio y sus tiempos. No siempre opinar y aconsejar es necesario o de valor, hazlo si se te pide y contemplando siempre que tu realidad y tus herramientas son válidas para ti, no siempre para otros.
Valida sus sentimientos, escucha, entiende, pero sobre todo, respeta.
Propón actividades dinámicas, interactivas y al aire libre. Mantener ciertas rutinas, actividad física y contacto con otras personas pueden resultar muy beneficiosos de la mano de un acompañamiento terapéutico o farmacológico adecuadamente pautado.
Anímale a buscar apoyo profesional. En ocasiones, si la depresión es leve es posible que remita por sí sola, especialmente si está relacionada por determinadas circunstancias de carácter temporal.
Brais Urceira