Es común que las personas asistan a terapia expresando gran malestar respecto a su relación de pareja. Resultando incluso de lo más frecuente que muchas de ellas manifiesten encontrarse, haberse encontrado o encontrarse y haberse encontrado en una relación tóxica, repitiéndose esta clase de relaciones como una especie de “patrón”. En esta clase de solicitud de ayuda, tiende a estar presente tanto la incómoda y profunda insatisfacción sobre la relación como la incapacidad de renunciar a ella.

Es a partir de esta incoherencia que este tipo de relaciones se consideran “tóxicas” pues, si bien se es consciente de que esta relación es generadora de gran malestar, apatía e infelicidad para uno o ambos miembros, se acompaña de la insistencia por permanecer unidos pese a las consecuencias negativas de ello, a cada día peores.

El malestar propio de este tipo de relaciones de pareja se traduce en un constante socavo del autoestima, bienestar emocional, tranquilidad y ánimo de uno o ambos miembros. En este punto es preciso recordar la importancia de no idealizar las relaciones de pareja, el enamoramiento y las emociones implicadas en dicho proceso así como tampoco a las personas. Las relaciones de pareja perfectas no existen, porque no existen las personas perfectas, y eso es, ante todo, un alivio, si existen, sin embargo, las relaciones satisfactorias cuando las partes implicadas logran alcanzar la armonía. Y si, decimos “logran” porque esta armonía no viene dada, sino que encierra un enorme ejercicio de mutua implicación, adaptación, interés y constancia.

Una relación es un espacio que añade bienestar a tu proyecto de vida, a tu día a día. Una relación ha de permitir espacio para el crecimiento de la relación y la creación de un proyecto común, pero siempre para el crecimiento personal, el bienestar individual y la autonomía personal.

Os conocéis y todo es sencillo, todo fluye, os enamoráis, ¿Cómo no hacerlo, verdad? Resulta tan fácil, conoces a su círculo y tú le presentas al tuyo, os vais a vivir juntos…Pero algo no va bien, algo no encaja como debiera, como siempre te habría gustado. Te encuentras a ti mismo o a ti misma renunciando a planes, intereses, objetivos, con motivo de evitar el disgusto de tu pareja y un enfrentamiento. Necesitas justificar tu conducta con motivos de peso porque de repente “sé que es lo mejor para mi” o “es lo que quiero” no es suficiente. Además, tu pareja…No está tan mal como tu ex. O el novio de tu amigo, de tu amiga, de tu hermano, de tu prima, ¿Verdad? Tiene cosas buenas, sus defectos no son para tanto y seguro que algunas cosas pueden cambiar (además de tu habilidad para adaptarte y de alargar tu capacidad de espera).

Si te identificas con este proceso, es posible que te encuentres en una relación tóxica y perjudicial para tu bienestar. A continuación, te contamos un poco más sobre señales a tener en cuenta para valorar detenidamente si tu relación es perjudicial para ti.

Tu pareja te falta al respeto si…
Todos tenemos días malos, en ocasiones, estar vivenciando situaciones de estrés personal o laboral, molestias físicas, momentos de gran preocupación pueden disparar nuestro mal humor de tal forma que contestamos mal, prestamos poca atención a lo que decimos o a lo que no decimos y podemos hacer sentir mal a nuestra pareja. Si bien esto puede pasar, es esencial darse cuenta y pedir disculpas, asumiendo la responsabilidad correspondiente y evitando que se vuelva a repetir una situación similar. No obstante, no podemos normalizar este tipo de reacciones y conductas. Las malas contestaciones sostenidas en el tiempo, los reproches y los desprecios no son formas válidas de comunicarnos con nuestra pareja.

Tu pareja te amenaza si…
Si tu pareja recurre habitualmente a recursos de tipo “si esto continúa siendo así me voy” o “vete si tan mal estás” está recurriendo al chantaje emocional para lograr sus objetivos. Pese a que muchas veces no somos conscientes de que recibimos estos comentarios constantemente, es preciso reparar en ello y no ser permisivos al respecto, pues constituyen una amenaza contra tus deseos y necesidades personales y sentimentales.

Tu pareja te maltrata si…
Algunos tipos de maltrato son evidentes para todos. Esto es lo que sucede con los golpes o las humillaciones públicas. Otros tipos de maltrato son menos evidentes y pasan desapercibidos para terceros; los bufidos, las miradas de desprecio, los comentarios hirientes…
Independientemente de determinar lo que es y no es maltrato, de trazar una línea roja, pongamos el foco en no justificar bajo ningún concepto un golpe, una humillación o un desprecio.

Tu pareja no apuesta por ti si…
En una relación de pareja es preciso otorgar cierto estatus, esto es, reservar energía, tiempo y espacio para atender a tu pareja. Una relación es un proyecto y requiere implicación y constancia para que salga adelante y con éxito. Si tu pareja antepone constantemente cualquier cosa o cualquier persona a ti, no te está dando el espacio que mereces y es muy difícil construir una relación satisfactoria si no te tiene en mente para sus planes.

Tu pareja te manipula si…
Es frecuente en las relaciones tóxicas que se generen dinámicas abusivas en las que la responsabilidad de los conflictos que van surgiendo no está balanceada. Los problemas que surgen en una relación nunca son responsabilidad de una única parte, sino que son de la relación. Si tu pareja se victimiza constantemente y te culpabiliza de todos las dificultades a las que os enfrentáis como pareja echa el freno, respira, razona. No dejes que el miedo a la confrontación te inhiba, no tengas miedo de ser “culpable” pues si hay “culpa” ambos debéis haceros cargo.

Tu pareja no te acepta como eres si…
En toda relación tiene lugar un proceso de mutua influencia, enriquecimiento, crecimiento y transformación de sus miembros. En una relación aprendemos, nos adaptamos, nos ajustamos al otro constantemente como el otro se ajusta a nosotros. Esto es necesario e inevitable para el desarrollo óptimo de una relación siempre y cuando los cambios, deseos y peticiones se realicen de forma sensible y asertiva. Sin embargo, no podemos convertir a nuestra pareja en alguien que no quiere ser. No podemos pretender cambiar un patrón de comportamiento al que no quiere renunciar así como no podemos pretender imponer nuestros gustos, intereses y aficiones.

En una pareja en armonía siempre hay diferencias individuales y tolerancia al respecto.

Brais Urceira

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