Antes de comenzar, quisiera aclarar la diferencia existente entre jefe y líder. Pues, aunque puedan utilizarse en ocasiones como términos intercambiables, nada más lejos de la realidad. Si bien “Jefe” se define como una persona poseedora de autoridad o poder suficiente sobre un equipo para dirigir su actividad, trabajo o servicios, un “Líder” supone una forma especial de encabezar un grupo y dirigir este poder o autoridad. Entendemos por líder, una persona capaz de incentivar, motivar e influir en la conducta y el modo de pensar de su equipo. El liderazgo implica el establecimiento de una buena comunicación entre los miembros del equipo y la movilización del mismo ante uno o más objetivos comunes para todos. El jefe manda, dirige, impone, mientras que el líder va en cabeza.
El liderazgo genera confianza, fomenta la cercanía y promueve el respeto del equipo así como una posición de igualdad entre los miembros, incluido a él mismo. Un jefe, en cambio, se muestra inaccesible e inalcanzable ante su equipo.
Dirigir equipos y liderarlos es un enorme desafío para las personas con esta responsabilidad dentro del entorno empresarial. Si bien hay personas con mayor o menor facilidad para ello, conseguirlo requiere de unas condiciones óptimas en la empresa para su desarrollo, tiempo, planificación y trabajar en una serie de habilidades específicas.
Para facilitarte el logro de un liderazgo exitoso nos proponemos señalar los factores clave para acercarte un paso más a su consecución.
-Sé un ejemplo de conducta para tu equipo. Tu actitud delante de los trabajadores importa, ¡y mucho! Presta atención y cuida la forma en la que interactúas con tu equipo, la forma en la que te diriges a ellos, bien sean iguales, subordinados o superiores. Desde el instante en que cruzas la puerta al inicio de la jornada hasta el momento en que te vas, eres un ejemplo y un modelo a seguir. La disponibilidad y la accesibilidad son perceptibles para los demás empezando por el modo en que saludamos y nos despedimos hasta el modo en el cual aparecemos y estamos realmente presentes, supervisando evolución, dudas, aportando ideas y ejerciendo de guía y nos ausentamos, avisando de cuando volveremos por si se nos requiere.
Pese a que no podemos evitar estar muy ocupados, es prioritario sacar unos minutos para atender posibles requerimientos urgentes que puedan estar surgiendo en nuestro equipo.
-Evita orientarte hacia el error y oriéntate hacia la solución. Una gestión de un equipo es siempre como equipo, para lo bueno y para lo malo, para los errores y para los éxitos. Detecta los fallos, las debilidades, pero sobre todo entiéndelos y, detenidamente, reorienta la situación. El objetivo de salir de un problema no es señalar ni humillar a un componente del equipo, sino ayudarle a enfrentarse mejor a ello en otra ocasión.
-Ejerce una autoridad constructiva. Liderar también conlleva un ejercicio más incómodo, pero necesario. En ocasiones, ser líder exige llamar la atención a los trabajadores por conductas inadecuadas, incumplimiento de horarios, faltas de respeto, dificultar el trabajo de otros… Por ello es preciso que interactúes, observes, tomes consciencia de lo que ocurre a tu alrededor, entre tus empleados. Identifica conductas tóxicas y dinámicas inadecuadas antes de que se cronifiquen y sean más problemáticas de solventar.
-Haz de las reuniones oportunidades. Organiza reuniones eficientes y eficaces. Es recomendable organizar encuentros bien estructurados en contenido y en el espacio. Calendariza las reuniones con cierta regularidad, en un momento de la semana, horario y espacios similares. De esta manera el equipo integrará estos encuentros en su rutina y los tendrá en cuenta para tratar determinadas cuestiones oportunas en cada caso. Se claro en los aspectos a tocar y, especialmente, en los objetivos a alcanzar. Prepara el orden del día con antelación y cuida la duración de cada uno de los aspectos a comentar, cerrándolos debidamente y reservando un espacio al final para las cuestiones que puedan ir surgiendo. Del mismo modo, atiende a la duración de las mismas para que no se vuelvan interminables y, en consecuencia, improductivas.
-Promueve la salud mental de tus trabajadores. Respeta los límites y los horarios de tus empleados. Tener instalado el Whatsapp Business o el correo corporativo en el móvil personal es una manera fácil y cómoda de trabajar con gran flexibilidad, también dificulta desconectar del trabajo. Procura respetar las vacaciones y los horarios no laborales de los empleados así como promover el mismo respeto entre los compañeros.
Asimismo, junto con el salario y las condiciones laborales inherentes a la relación contractual. Las empresas han empezado a tomar consciencia de la importancia de cuidar la salud mental de los trabajadores. Con ello, se ha empezado a desarrollar un tipo de prestación que tiene que ver con el cuidado del bienestar emocional de la plantilla, ofreciendo a tus empleados la posibilidad de iniciarse en un proceso terapéutico sin coste para ellos, así como la realización de talleres, dinámicas de grupo para la mejora del clima laboral, etc.
Brais Urceira