En tiempos de Covid, se ha demostrado, desde los comienzos de esta situación laboral extraordinaria, que el teletrabajo era la opción más viable para la continuidad de la actividad de las empresas y sus empleados.
Tras las primeras noticias en las que se explicaba la situación y las vías de actividad que existían, Linkedin publicó resultados de un estudio que investigaba la impresión de trabajadores que estaban teletrabajando. Más de un 50% de los participantes afirmaba que estaba más satisfecho con sus nuevas condiciones laborales y que se sentían más productivos y satisfechos, tanto a nivel profesional como personal que con las condiciones laborales anteriores.
Es razonable este aumento de la productividad, al menos temporalmente. Nos encontramos en una situación nueva, en un clima cómodo –el hogar de cada trabajador-. No existe el hándicap de tener que contar con tiempo de sobra para emplear el transporte para llegar al puesto de trabajo (esto es un hecho sublime para todos, ¿verdad?). Existen muy diversos factores que pueden significar un aumento de la comodidad laboral, pero, ¿Cómo nos afecta emocionalmente el teletrabajo?
En el mismo estudio realizado por Linkedin, más del 60% de los participantes manifestaba sentir más ansiedad y estrés cuando trabajaba desde casa. Esto puede pasar, si concretamos un poco, por tres razones básicas:
1. Trabajar en un medio nuevo: Tenemos un acceso menos directo a plantear el asunto que sea a nuestros compañeros de trabajo. El canal de comunicación no es tan dinámico y esto puede llevar a frustraciones y retrasos en el trabajo.
2. Trabajar en un medio “demasiado” conocido: Así como laboralmente, trasladar la oficina a nuestra casa puede ser un medio nuevo, seguimos encontrándonos en nuestro hogar, donde pasamos la gran mayoría del día. Es muy probable que se condicione lo que era el rincón de desconexión del mundo y poder llegar a experimentar emociones de estrés laboral. Está demostrado que si se realizan las tareas laborales y las de ocio en las mismas instancias, se produce un deterioro en la productividad, así como en el disfrute personal y familiar.
3. Sensación de soledad: Muchos trabajadores reconocen sentirse solos ante la ausencia de sus compañeros. Reflejan que incluso sienten que se exigen un mayor rendimiento y se estima que hasta un 20% de la gente que teletrabaja ha llegado a alargar su jornada laboral voluntariamente.
Estos tres motivos muestran que nos hemos adaptado como hemos podido a las condiciones vitales que nos han tocado, pero quizás, en el momento de trasladar la oficina a casa, los trabajadores hubiesen necesitado ciertos “consejos” para sobrellevar una situación que, en muchos casos, ya ha sobrepasado el año de duración.
Con una serie de buenos hábitos de trabajo, como fijar una jornada de trabajo regular y programarse descansos, así como evitar trabajar en instancias destinadas para el descanso –cama, sofá…-, se podrían evitar muchos problemas de bienestar y salud mental que actualmente se están sufriendo, en muchos casos, en silencio.
Brais Urceira