En el ser humano, el miedo es una de las emociones que se presenta con más fuerza e intensidad. Inevitablemente condicionamos con mucha fuerza una emoción de miedo a la situación o la acción que estemos realizando en ese momento. Casi con total seguridad, cuando nos volvamos a ver en esa misma situación en el futuro, vamos a recordar –y experimentar- con mucha claridad lo que sentimos en la ocasión anterior.
Sea más o menos “racional” nuestra sensación de peligro, el miedo, sin lugar a dudas, es una emoción que habita en nosotros desde siempre, ya que su fin es quizás el más básico de todas las emociones experimentamos: la supervivencia ante cualquier amenaza percibida.

Relacionadas con esta emoción, hemos destacado cinco curiosidades que quizás no conocías:

1. El miedo puede provocar alteraciones en nuestra percepción:
En general, las emociones intensas pueden hacer que nuestros sentidos se agudicen demasiado, hasta el punto de llegar a distorsionarse. En el caso del miedo, cuando alguien lo experimenta hacia algo físico, puede llegar a ver la amenaza como más grande, más dura, más caliente. En general… más poderosa.

2. La intensidad del miedo depende de nuestra experiencia de control:
Esto quiere decir que las personas experimentan grado de miedo más alto e intenso en situaciones donde no perciben que tengan el control –aunque este control no tiene por qué indicar que la situación se volvería más segura-. Un ejemplo muy común es que las personas vivan con una sensación de mucho más miedo viajar en avión que en el coche.

3. Hay personas que nunca han sentido miedo:
Encontrar la explicación científica está todavía en vías de investigación neuropsicológica, pero se sabe que hay personas que nunca han experimentado –y parece que no experimentarán- la emoción del miedo. Esto no se trata de un don o una cualidad positiva especial, sino de un déficit en la interpretación de las situaciones que vive una persona. Sea cual sea la situación, no es interpretada como peligrosa, lo cual representa un riesgo continuo.

4. Las personas con ansiedad no experimentan más miedos:
Cabría esperar que las personas con sintomatología ansiosa o estrés postraumático tuvieran respuestas de miedo más altas e injustificadas ante multitud de estímulos, pero la realidad es que estas personas muestran respuestas normales ante situaciones de miedo. Es decir, las personas con ansiedad no están asustadas en todas las situaciones, ni siquiera son más vulnerables a ellas, sino que experimentan emociones de miedo mucho más intensas ante estímulos y situaciones específicas para ellos.

5. Existen más de 400 fobias diferentes:
Definimos las fobias como unos desórdenes en el miedo, relacionados muchas veces con la ansiedad. Generalmente las fobias provienen de asociaciones relativamente ilógicas e irracionales. Ciertamente existen fobias muy interesantes. A continuación nombramos algunas que quizás no conozcas:

  • Nomofobia: Miedo irracional a perder el teléfono móvil o su red de comunicación.
  • Ailurofobia: Miedo profundo a los gatos. Se conoce que personajes históricos como Napoleón o Hitler tenían esta fobia.
  • Cenosillacafobia: Incluso demasiado curiosa. Se trata de la fobia a tener una jarra o un vaso de cerveza vacío.
  • Cherofobia: Se trata del miedo atroz a ser “muy feliz” porque algo muy trágico puede suceder a continuación y estropearlo todo.
  • Filofobia: El miedo a estar enamorado.

Todos pensamos en el miedo cuando lo tenemos, pero quizás no nos habíamos parado a pensar en lo que las personas experimentan –a veces incluso, bajo nuestra perspectiva, sin motivos aparentes- sin que lo manifiesten abiertamente. Siempre nos ha acompañado y siempre nos acompañará el miedo, en su justa medida es adaptativo, pero si se apodera de nosotros… se puede convertir en un auténtico hándicap vital. Entenderlo es el primer paso para superarlo.


“Dejamos de temer aquello que se ha aprendido a entender”. Marie Curie.

Brais Urceira

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