En este caso vamos a hablar de uno de los experimentos de psicología social más conocidos que se han realizado. Se llevó a cabo por Carolyn Sherif y Muzafer Sherif en 1945 (Universidad de Oklahoma).
El principal objetivo que tenían estos dos psicólogos era averiguar qué mecanismos se ponían en marcha para que en un grupo se creasen prejuicios sociales.
Intentaban averiguar cómo se forma el sentimiento de pertenencia grupal, las relaciones que se establecen dentro del grupo y cómo se relaciona un grupo con el otro.
¿En qué consistió el experimento?
Los investigadores eligieron a un total de 22 chicos de 11 años. Los chicos contaban con un buen expediente académico y entornos familiares estables.
Los niños fueron divididos en dos grupos iguales de forma aleatoria en un campamento en un parque natural. Los dos grupos acamparon en lugares alejados y no sabían de la existencia del otro grupo.
-Fases del experimento:
- 1.Estimular el sentimiento de pertenencia al grupo:
Durante la primera semana del campamento los chicos realizaron multitud de actividades recreativas juntos. Todas eran del gusto de todos los miembros y consiguieron afianzar la relación grupal. - 2.Fase de conflicto:
En la segunda semana, los investigadores dieron a conocer a cada grupo la existencia del otro. Desde el principio los grupos adoptaron una actitud defensiva y no pretendieron acercarse al otro. Llegado un momento los propios grupos de chicos propusieron actividades de competición, que fueron aceptadas por los organizadores. Incluso se propusieron premios al que ganara, por tanto el enfrentamiento entre grupos estaba completamente elaborado. Llegaron a producirse en ocasiones enfrentamientos verbales y se negaban a realizar actividades recreativas (sin competir) juntos. - 3.Fase de colaboración:
En la fase final, los investigadores idearon actividades que requerían un trabajo de cooperación entre los grupos para lograr un fin común. La principal idea fue inventarse que había escasez de agua y comida porque personas externas a los grupos lo habían robado.
Los dos grupos tuvieron que trabajar juntos para poder solucionar ese problema de desabastecimiento de víveres. Se dieron cuenta de que el problema ya no era el otro grupo, sino otras personas externas, por lo tanto no fue complicado que empezasen a colaborar unos con los otros. “los dos grupos se comportaron de una forma muy solidaria y fraternal para buscar el bienestar común” aseguraron los investigadores tras comprobar que los prejuicios artificiales creados en la fase 2 se habían eliminado.
A partir de la solución de los enfrentamientos intergrupales, Sherif y Sherif aplicaron la “Teoría del conflicto realista”, donde aseguraban que la resolución conjunta de problemas comunes consigue que terminen por desaparecer los prejuicios intergrupales.
Conclusión: ¿Qué podemos extraer del experimento de la cueva de los ladrones?
Los investigadores se sorprendieron de la facilidad con la que se creó el conflicto entre los grupos. La hostilidad llegó a un punto muy elevado. Como se mencionó, llegaron a querer evitar hasta el contacto visual. Por esta razón quisieron dar por finalizada la fase dos antes de lo que habían pensado. No querían dimensionar el experimento y convertirlo en un conflicto real que luego no tuviese retorno fácil.
Por otro lado, también se comprobó que cuando el bien común peligra, la colaboración toma un poder mayor y al final consiguen superar las dificultades que se presentaban.
Ahora reflexionemos… Sherif y Sherif demostraron en este experimento lo manipulables que somos los humanos –seguro que mucho más de lo que pensamos de nosotros mismos-. ¿Es posible que el experimento de la cueva de los ladronas se aplique actualmente en la sociedad enfrentando clases, etnias, potencias económicas, políticas…?
Una cosa sí está clara: Como mínimo, este experimento nos va a hacer reflexionar sobre los comportamientos sociales del ser humano.
Brais Urceira