Si estás leyendo esto sea tal vez porque esta duda te ha resultado familiar, ya sea porque te sientes o has sentido particularmente mal anímicamente o alguien en tu entorno podría estar pasando por una situación complicada. La respuesta no es en absoluto sencilla, la depresión se trata de un trastorno complejo y con muchos matices, pues no se manifiesta del mismo modo en todas las personas. Siendo aún más variable para los distintos grupos de edad.

Muchas veces son difusos los límites entre la salud mental y un trastorno del estado de ánimo. Especialmente, si esta salud mental normal tiende a la melancolía y al pesimismo. Antes de nada, es preciso tener una cosa clara, y es que no podemos entender los trastornos mentales como realidades categóricas y absolutas.

Hagamos un pequeño juego mental; imagínate una línea recta horizontal delante de ti, ¿La tienes? Perfecto. Ahora imagínate que, hacia el final, en el extremo derecho situamos el Trastorno depresivo de mayor gravedad y en el extremo izquierdo el máximo estado de bienestar emocional que se acompañe de una personalidad de lo más optimista, alegre, enérgica… Que podemos llegar a imaginar. ¿Lo ves? Del mismo modo que de la extrema derecha al centro hay depresiones más graves y menos graves, de la extrema izquierda al centro tenemos personas con mayor tendencia a experimentar emociones más positivas y personas con más tendencia al pesimismo y la melancolía. Tener un estado de ánimo más “neutro”, más pesimista o melancólico no quiere decir que tengas una depresión en términos clínicos. La diferencia estriba en la capacidad que tengas de desenvolverte en las distintas áreas de tu vida, en la capacidad que tengas para relacionarte, desarrollarte, alcanzar tus metas y disfrutar de las experiencias más cotidianas.

En este punto, te animo a ti, lector, a pararte un segundo y empezar a valorar tu estado de ánimo, reflexiona detenidamente sobre estas cuestiones: ¿Me siento bien en mí día a día?, ¿Tengo relaciones saludables?, ¿Desempeño actividades de ocio?, ¿me siento a gusto conmigo mismo y con mi entorno?, ¿Disfruto de las cosas cotidianas, las relaciones, el logro de metas y mi ocio?.

No dudes en contactar a un profesional para identificar y trabajar aquellos aspectos que requieren ser atendidos. Fundamentalmente cuando la carente motivación y energía que acompañan esta dolencia te dificultan el desempeño de tu rutina diaria y el avance y progreso autónomos. A continuación, os dejamos unas pautas que os pueden ayudar a aclarar dudas, guiar y orientar pero, especialmente, animar a pedir ayuda y recibir apoyo profesional.

¿Cómo te ves y te hablas a ti mismo? Es habitual encontrar en las personas que padecen depresión un pobre auto concepto y una baja autoestima. Habitualmente, esto se pone de manifiesto a través de expresiones de tipo “No me lo merezco”, “No soy suficiente” o “No me sale nada bien”.

¿Cómo ves tu historia? Presta para ello especial atención al modo en te comunicas y expresas. Si te identificas con frases del tipo “Mi vida no tiene sentido”, “La vida no merece la pena”, “Nada de lo que hago vale la pena”, “Ojalá pudiera volver atrás y…” es posible que te esté resultando complejo armonizar tus vivencias para seguir adelante, poniendo en foco en el futuro y en las metas que quieres lograr. No dudes en consultarlo con un especialista.

¿Cómo de capaz te sientes para cambiar tus circunstancias? Las personas con, o próximas a la depresión, sienten que la mayor parte de las cosas que vivencian y les suceden están fuera de su control. Perciben su mundo hostil e incontrolable. Esto lleva a la inactuación, al estatismo, porque no consideran que nada de lo que puedan hacer pueda ser de utilidad o pueda marcar la diferencia.

¿Cómo te sientes con las personas de tu entorno? Todos hemos sentido alguna vez que una persona o un ser querido no nos ha dado la atención que nos hubiera gustado. No obstante, la permanente sensación de no ser escuchado, comprendido o bien tratado por distintas personas de nuestro entorno (En el hogar, en el trabajo, por los amigos…) es habitual en las personas que padecen depresión. Tómate unos instantes para pensar acerca de tus relaciones personales cotidianas y evalúa con detenimiento la percepción que tienes sobre la calidad de las mismas.

¿Te sientes apático, desmotivado, falto de energía? La depresión no sólo dificulta el disfrute sino también inmoviliza, desgana y desmotiva. Es habitual que tenga lugar una acusada y prolongada pérdida de interés por la vida, por los asuntos cotidianos, por las relaciones y las actividades que antes desempeñabas y disfrutabas.

Si tus respuestas a estas cuestiones son radicalmente negativas, es el momento de que te plantees consultar con un especialista. Actúa y evita que se prolongue y se cronifique tu desánimo. Estamos aquí para ayudarte.

Nuria Losada Álvarez

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